Imagínate una manzana. Piensa en la manzana. Cierra tus ojos un segundo. ¿Qué ves?
Todo lo que ves es tu mente. ¿Lo entiendes? Ahora vé más allá. Tu mente ni siquiera es tuya. No hay "tuyo" No hay. No. ¿Puedes verlo? ¿Cómo puedes verlo? ¿Puede un ojo mirarse a sí mismo? ¿Y cómo puedes verlo entonces? No hay lugar para suposiciones. Puedes rendirte. Pero ríndete con todas tus fuerzas. Haz de tu camino un camino de rendición. Incluso hubo maestros que se rindieron. Fueron asesinados, torturados, martirizados. Pero la peor tortura es vivir con miedo. Lo que sabes es lo que te hace vivir así. Abandona todo y sé feliz. Suelta "tu" mente. Deja de pensar. Ahora mismo. Los pensamientos no son tuyos. Tú crees que son tuyos, pero no lo son. Deja de pensar. Si aparece un pensamiento, obsérvalo. No pienses en él. Así como vino, así se irá. Anicca...
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¿Me creerías si te digo que tengo un vecino que puede atravesar paredes?
¿Me creerías si te digo que mi vecino puede caminar sobre el agua y penetrar la solidez del suelo como si fuera agua? ¿Y si te digo que mi vecino puede volar, puede escuchar todo lo escuchable en este mundo? ¿Y si te digo que puede captar tu esencia con solo mirarte? ¿Me crees? Y si te digo que mi vecino es Buda, ¿me crees? ¿Por qué quieres seguirme? Yo no voy a ningún lugar. ¿Por qué quieres seguir a alguien? Nadie sabe hacia dónde está yendo.
No hay ningún lugar adonde ir. Algunos lo saben y otros no. Si ves a un par de personas mirando al cielo, te pones a mirar el cielo. Si ves a un par de personas salir corriendo, te pones a correr. Si ves gente caminando en una dirección y te pones a caminar en la misma dirección, los estás siguiendo. Si ves gente caminando en una dirección y te pones a caminar en la dirección contraria, también los estás siguiendo. Leí en un libro sagrado que las tortugas hablan. Busqué una tortuga y traté de hablar con ella. ¿Tuve la mala suerte de encontrarme con una tortuga muda? O tal vez esa tortuga no leyó el mismo libro que yo y no estaba enterada de que tenía la capacidad de hablar. Si quieres convencerme de que las tortugas hablan, haz hablar a una tortuga en mi presencia. Yo no quiero convencerte de nada. Yo no voy a ningún lugar. Y, a pesar de que no te des cuenta, tú tampoco vas a ningún lugar. No me acuses de nihilismos. Porque no hay rótulo para esto. Si me sigues, me sigues. Si no me sigues, también me sigues. Deja de seguirme. |